La Torre Tavira desde sus alturas, serena nos mira. Y una nube corre.Tan alta es la torre que subes y subes cerca de las nubes. Y arriba ¿qué ves? Todo Cádiz rendido a tus pies!!

lunes, 8 de agosto de 2011

La playa (III Parte)

Llevaba una semana así. Todos los días el mismo camino. La misma rutina desde aquel día que se bajó del tren del Puerto de Santa María. Atraviada con su silla, su toalla, su borsalino, su cestita de Misako que un día un buen amigo le compró y que llevaba un año echano polvo en el garaje de su casa. Nada había cambiado. Comería en el mismo mantel de cuadros verdes, dormiría en las mimas sabanas de gnomos de cuando era un mico. SÍ, un móvil de última generación que aún no entendía y un libro recién heredado de un ex novio soso y gorrón. Por eso la llamaban: La Reina del Sur.

La misma rutina que hacía siempre que bajaba a casa por vacaciones. Sola con sus artilugios bajó las tablas que conducen a la playa, un año más. No se cansaba de ese paisaje. Formaba parte de su vida, retales de su infancia. Uno de esos rincones mágicos que debilitan el ego. Dónde el instinto se sincroniza con los deseos que un día marcaron su destino.

Le encantaba ese sitio. Se sentó y sus pies nortaron esa finura de arena. El olor a almadraba penetró en sus sentidos haciendola sonreir, después de dos semanas agotadoras e intensas. Tenía que poner orden en su vida. Alzó la vista al horizonte y se encontró con la estampa mas bonita. No recordaba su Cádiz tan lejana, tan viva, tan lleno de luz... ¿sería acaso por el cielo azul sin nubes que se alzaba sobre su cabeza?. Sólo sabía que por fin, sonreía.

Se enchufó sus auriculares con el fin de olvidarse de todo y sentir todo aquello. Sonaba "Yo me enamoré de tí por culpa de los carnavales" cuando le sonó un bip. Cómo aún no ententendía el móvil lo dejó pasar. Y así, por unos instantes que fueron un par de horas, se olvidó del mundo. Ni el chiquillo que estaba correteando a su lado y que la embardurnó de arena la hizo enfadar. Tenía que pensar que se cerraba una etapa y que se abrían otras mejores. Que los cambios siempre son buenos y que, como ella no creía en la suerte, de alguna manera ella se lo había buscado.

Al cabo de ese tiempo que le pareció delicisioso se acordó de que tenía un sms. "¿Estas por la tierra? necesito un café. El ex. El mismo chufla que un buen día desapareció de su vida dejandola en hañicos. No entendía a que venía todo aquello cuando él la había dejado bien claro que no existía chispa ¿es acaso que quería presentarle a su nueva conquista? o quizás es que ¿los remordimientos o el enfado que tenía se, consigo mismo o conmigo misma se le habían pasado?. Lo único que sacó en claro es que se le acababa de derrumbar otra vez su mundo. Se esfumó la alegría de estar en casa, de estar con sus amigos, su familia y su tierra.

Recogió todas las cosas. Desde las tablas que bajan a la playa se dió media vuelta y observando por última vez su Cádiz, pensó que era el momento de borrarle para siempre de su vida. Dar carpetazo a esos retales de un amor que podría haber sido. Dejarle para que sepa lo que era vivir de sobra... Carpetazos que se resumian en: obsesion. Era hora de empezar una nueva etapa, en todos los sentidos. Y se perjuró que nunca más.

Ese día fue como tres meses. Él ha rehecho su vidad, con una chica que lleva su mismo nombre. Ella lo intenta: a su manera, tan peculiar como su caracter.

Ahora, tres meses después HE CONSEGUIDO lo que quería: SER FELIZ. Eso sí: a mi manera.

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